Volvemos
a cometer un nuevo error con el segundo rescate a la banca. En pleno discurso
en pro de la austeridad, de la necesidad de gastar poco, seguimos gastando y
endeudandonos más y más.
Nadie
explica en que condiciones deberán los bancos devolver ese dinero pero sí
sabemos muy bien que supondrá un estricto control por parte de Bruselas de
nuestras cuentas públicas y de nuestras políticas económicas. Sus condiciones
han sido expresadas con total claridad por el eurogrupo: reducir el gasto de
las comunidades autónomas, es decir el gasto en sanidad y educación, endurecer
aún más la reforma laboral, subir
el iva,
"reformar" las pensiones... es decir, endurecer aún más las
condiciones de vida de los ciudadanos con menos recursos.
Se dice
que con esta inyección de dinero fluirá crédito rápidamente a las pequeñas y
medianas empresas pero eso no es cierto. Ya hemos visto los resultados del
rescate anterior: no fluyó nada.
La
economía española está ralentizada por infinitas razones muy diferentes a la
falta de crédito. Sólo por comentar algunas, está ralentizada por nuestros
déficits en educación y en formación profesional, por haber permitido que una
muy buena parte de nuestra economía se sustentara sobre burbujas financieras e
inmobiliarias, es decir sobre economía especulativa. Por haber permitido un
endeudamiento irresponsable. Por haber mantenido sistemáticamente bajos los
impuestos a las grandes fortunas y a las rentas del capital. Por haber permitido
un fraude fiscal de dimensiones colosales. Porque la globalización ha
desmantelado una gran parte de nuestra economía productiva al desplazarse la
mayoría de las fuentes de producción hacia las economias emergentes. Y porque
el decrecimiento que está empezando en el sur de Europa es la antesala de una
recesión económica mundial que ocurrirá muy probablemente en las próximas dos
décadas como consecuencia del agotamiento de los recursos del planeta, al haber
llegado al límite de consumo que éste puede soportar.
Sólo los
países con alto nivel de equidad socioeconómica podrán soportar esa recesión
sin que eso suponga una pérdida de calidad de vida y de salud para sus
ciudadanos. Pero los países como España que tienen (cada vez más) graves
desigualdades socioeconómicas, sufriremos, si seguimos por esta via, altos
niveles de pobreza, de exclusión social, de suicidios, etcetera.
Y todo
eso ocurrirá independiente de que los bancos tengan o no mucho dinero en sus
arcas.
El
crédito no fluye porque la economía está estancada y no genera confianza, es
ingenuo pensar que la economía se reactivará simplemente porque haya más
capital en los bancos.
Recapitalizar
a los bancos no significa tener más dinero disponible para el crédito a las
pequeñas empresas, significa que tendrán más fondos para continuar con sus
operaciones especulativas en mercados financieros internacionales, inversiones
en los países emergentes, etc. etc.
Si el
gobierno cree que la economía se relanzará ofreciendo crédito a las pequeñas
empresas, ¿por que no crea con esos 100.000 millones de euros un banco público
que efectivamente garantize crédito a nuestras pymes?
Prefiere
inyectarles cantidades ingentes de
dinero al 3%, para que esos mismos bancos, paradojas de la vida, puedan
prestarle al estado español, al día siguiente,
en los mercados de deuda, ese mismo dinero al 6 o al 7%.
Otra
falsa esperanza es la de que está inyección de capital permitirá que los bancos
saquen al mercado viviendas a menor precio. Es justo todo lo contrario, cuanto
menos capitalizados estén, más obligados se verán a vender a cualquier precio
sus activos inmobiliarios. Eso si que abarataria el precio de la vivienda. Pero
con sus arcas llenas no tendrán ninguna prisa de sacar al mercado esos activos
inmobiliarios. Es decir les habremos dado 100 mil millones de euros para que
nos dificulten aún más el acceso a una vivienda asequible.
Al
final, creemos que todo esto se reduce a un problema mucho más sencillo:
Necesitamos que alguien diga la verdad.
Y hay una verdad muy simple que todo el mundo
entiende: no es posible un crecimiento ilimitado sobre un planeta
limitado. No podemos seguir gastando más
y más dinero solamente para mantener la fantasía de que con eso generaremos nuevamente
riqueza y empleo. Nadie con dos dedos de frente puede creerse que podamos
llegar a un crecimiento neto superior al 3%, que sería lo necesario para
empezar a generar empleo, antes de 10 años. Y para entonces, un escenario de
recesión global es más que probable por la confluencia de un agotamiento
gradual de los recursos naturales, la aparición de nuevos focos bélicos por el
control de dichos recursos, los ingentes costes económicos del cambio
climático, etc.
Tenemos
que empezar a hablar de decrecimiento con toda tranquilidad... y dirigir la
mirada hacia otras formas de crecer: crecer en igualdad socio económica, crecer
en cohesión social, en condiciones de vida saludables, en economía local...
Esa
opción por el decrecimiento, por una
vida sencilla y mucho más igualitaria... será a partir de ahora más y más
imprescindible, tanto en lo individual como en lo colectivo para que la
fantasía del crecimiento ilimitado no siga llevándonos a una cadena de
despilfarros que nos aboquen a una pobreza y a una fractura social aún mayores.
Y no podemos
esperar a que lo hagan los políticos porque será demasiado tarde.
Podemos
empezar todos juntos en las redes sociales, en cada pueblo, en cada barrio, a
pequeña escala a crear esa nueva conciencia y esa nueva economía. Bancos de
tiempo, redes de trueque, monedas sociales, más economía cooperativa, más
economía local... ayudarán a ir abriendo el camino. Alternativas sencillas y
económicas para afrontar el decrecimiento.
Y una
posición firme frente a los gobiernos para que detengan el despilfarro en
inyecciones de dinero a los bancos, en armamento, en grandes infraestructuras,
en privilegios para la clase política y para los que ya tienen más de lo que
necesitan... conservándolo para la que es probablemente la función esencial del
Estado: redistribuir la riqueza y garantizar los derechos humanos incluidos los
derechos económicos básicos.
Desde
esta modesta asociación seguiremos trabajando en esa línea y sumando nuestro
granito de arena a todas las iniciativas sociales (y políticas si es el caso) que
surjan en esa dirección.
Firmado:
Asociación Proyecto Fresneda