lunes, 11 de junio de 2012

"volvemos a cometer un error inyectando dinero a los bancos"


Volvemos a cometer un nuevo error con el segundo rescate a la banca. En pleno discurso en pro de la austeridad, de la necesidad de gastar poco, seguimos gastando y endeudandonos más y más.

Nadie explica en que condiciones deberán los bancos devolver ese dinero pero sí sabemos muy bien que supondrá un estricto control por parte de Bruselas de nuestras cuentas públicas y de nuestras políticas económicas. Sus condiciones han sido expresadas con total claridad por el eurogrupo: reducir el gasto de las comunidades autónomas, es decir el gasto en sanidad y educación, endurecer aún más la reforma laboral, subir
el iva, "reformar" las pensiones... es decir, endurecer aún más las condiciones de vida de los ciudadanos con menos recursos.

Se dice que con esta inyección de dinero fluirá crédito rápidamente a las pequeñas y medianas empresas pero eso no es cierto. Ya hemos visto los resultados del rescate anterior: no fluyó nada.

La economía española está ralentizada por infinitas razones muy diferentes a la falta de crédito. Sólo por comentar algunas, está ralentizada por nuestros déficits en educación y en formación profesional, por haber permitido que una muy buena parte de nuestra economía se sustentara sobre burbujas financieras e inmobiliarias, es decir sobre economía especulativa. Por haber permitido un endeudamiento irresponsable. Por haber mantenido sistemáticamente bajos los impuestos a las grandes fortunas y a las rentas del capital. Por haber permitido un fraude fiscal de dimensiones colosales. Porque la globalización ha desmantelado una gran parte de nuestra economía productiva al desplazarse la mayoría de las fuentes de producción hacia las economias emergentes. Y porque el decrecimiento que está empezando en el sur de Europa es la antesala de una recesión económica mundial que ocurrirá muy probablemente en las próximas dos décadas como consecuencia del agotamiento de los recursos del planeta, al haber llegado al límite de consumo que éste puede soportar.
Sólo los países con alto nivel de equidad socioeconómica podrán soportar esa recesión sin que eso suponga una pérdida de calidad de vida y de salud para sus ciudadanos. Pero los países como España que tienen (cada vez más) graves desigualdades socioeconómicas, sufriremos, si seguimos por esta via, altos niveles de pobreza, de exclusión social, de suicidios, etcetera.

Y todo eso ocurrirá independiente de que los bancos tengan o no mucho dinero en sus arcas.

El crédito no fluye porque la economía está estancada y no genera confianza, es ingenuo pensar que la economía se reactivará simplemente porque haya más capital en los bancos.

Recapitalizar a los bancos no significa tener más dinero disponible para el crédito a las pequeñas empresas, significa que tendrán más fondos para continuar con sus operaciones especulativas en mercados financieros internacionales, inversiones en los países emergentes, etc. etc.

Si el gobierno cree que la economía se relanzará ofreciendo crédito a las pequeñas empresas, ¿por que no crea con esos 100.000 millones de euros un banco público que efectivamente garantize crédito a nuestras pymes?

Prefiere inyectarles  cantidades ingentes de dinero al 3%, para que esos mismos bancos, paradojas de la vida, puedan prestarle al estado español, al día siguiente,  en los mercados de deuda, ese mismo dinero al 6 o al 7%.

Otra falsa esperanza es la de que está inyección de capital permitirá que los bancos saquen al mercado viviendas a menor precio. Es justo todo lo contrario, cuanto menos capitalizados estén, más obligados se verán a vender a cualquier precio sus activos inmobiliarios. Eso si que abarataria el precio de la vivienda. Pero con sus arcas llenas no tendrán ninguna prisa de sacar al mercado esos activos inmobiliarios. Es decir les habremos dado 100 mil millones de euros para que nos dificulten aún más el acceso a una vivienda asequible.

Al final, creemos que todo esto se reduce a un problema mucho más sencillo: Necesitamos que alguien diga la verdad.

 Y hay una verdad muy simple que todo el mundo entiende: no es posible un crecimiento ilimitado sobre un planeta limitado.  No podemos seguir gastando más y más dinero solamente para mantener la fantasía de que con eso generaremos nuevamente riqueza y empleo. Nadie con dos dedos de frente puede creerse que podamos llegar a un crecimiento neto superior al 3%, que sería lo necesario para empezar a generar empleo, antes de 10 años. Y para entonces, un escenario de recesión global es más que probable por la confluencia de un agotamiento gradual de los recursos naturales, la aparición de nuevos focos bélicos por el control de dichos recursos, los ingentes costes económicos del cambio climático, etc.

Tenemos que empezar a hablar de decrecimiento con toda tranquilidad... y dirigir la mirada hacia otras formas de crecer: crecer en igualdad socio económica, crecer en cohesión social, en condiciones de vida saludables, en economía local...

Esa opción por el  decrecimiento, por una vida sencilla y mucho más igualitaria... será a partir de ahora más y más imprescindible, tanto en lo individual como en lo colectivo para que la fantasía del crecimiento ilimitado no siga llevándonos a una cadena de despilfarros que nos aboquen a una pobreza y a una fractura social aún mayores.

Y no podemos esperar a que lo hagan los políticos porque será demasiado tarde. 

Podemos empezar todos juntos en las redes sociales, en cada pueblo, en cada barrio, a pequeña escala a crear esa nueva conciencia y esa nueva economía. Bancos de tiempo, redes de trueque, monedas sociales, más economía cooperativa, más economía local... ayudarán a ir abriendo el camino. Alternativas sencillas y económicas para afrontar el decrecimiento.

Y una posición firme frente a los gobiernos para que detengan el despilfarro en inyecciones de dinero a los bancos, en armamento, en grandes infraestructuras, en privilegios para la clase política y para los que ya tienen más de lo que necesitan... conservándolo para la que es probablemente la función esencial del Estado: redistribuir la riqueza y garantizar los derechos humanos incluidos los derechos económicos básicos.

Desde esta modesta asociación seguiremos trabajando en esa línea y sumando nuestro granito de arena a todas las iniciativas sociales (y políticas si es el caso) que surjan en esa dirección.

Firmado: Asociación Proyecto Fresneda